domingo, 28 de febrero de 2016

                                   Andalucía soy yo


Cuando Luis XIV dijo aquello de “El Estado soy yo”,  seguro que no pensaba que su modelo de gobierno/régimen en el que el monarca/presidente/primer ministro,… impone siempre su voluntad por encima de todos porque se identifica con la Nación.
Actualmente, nuestros presidentes/”honorables”,.., gobiernan cual Luis XIV, pues son la única fuente de poder. Ejemplo de cuanto decimos lo tenemos en uno de los carteles de las pasadas Elecciones autonómicas de Andalucía, 25.03.2015, en los que se decía simplemente: “Yo Con Susana”. Porque “somos gente comprometida, ilusionada y convencida de que otra forma de hacer las cosas es posible y nos une una figura que representa esos valores: Susana Díaz”, sin más referencia al país, al partido. Ella lo encarna todo, como Luis XIV.


Tanto es así que, como Luis XIV, ya busca sus colaboradores fuera del Partido; señal inequívoca de que no quieren compartir su autoridad con nadie de casa. Los ministros/consejeros preparan las medidas que tomar, las ponen en ejecución,…pero todo lo hacen en nombre de quien “representa esos valores” y, por tanto, nada hacen en contra de su voluntad.


            Esto se llama “absolutismo” por muchas manos de barniz democrático que le demos. Es una forma de gobierno personal cuya fiscalización es realmente imposible dada la guardia pretoriana que los favorecidos por quien “representa esos valores”  y forman parte de los adscritos a su bancada.
            El pueblo, como en el S. XVII, pone su fe en Felipe (“la paguita de Felipe”, decía mi tía María, que supongo ahora sería la “paguita” de Rajoy o de Susana), que “representan esos valores” (encarnan el poder) que se derrama sobre la ciudadanía, no al revés. El “absolutismo” se impone por una especie de pacto entre el pueblo necesitado y el gobernante que “representa esos valores”.


Este decaimiento en el “absolutismo” está propiciado por el desprestigio de la llamada “clase política” y el cansancio/impotencia/abandono de una ciudadanía presuntamente corrupta productora de “casta” corrompida, pero a la que pide honradez, limpieza y responsabilidad.
Es la culminación de un proceso histórico que ha inscrito en el ADN del súbdito/ciudadano la idea de que es el Presidente (el Estado soy yo) quien garantiza nuestro bienestar y que 50 años de democracia no han conseguido que el ciudadano se convenza de que los poderes del Estado emanan de la Nación: “mi gobierno hará un esfuerzo presupuestario importante”, dice doña Susana Díaz, 15.09.2015, como si los dineros fueran de su gobierno y no de los impuestos de los ciudadanos.


Por mucha democracia que parece haber hoy, se siguen “mirando para arriba”: al Palacio de la Moncloa, al Palacio de San Telmo,…y es que el Presidente vive en Palacio, en una especie de “corte borgoñona” del siglo XXI: sede del Gobierno, residencia de la Corte,…señal inequívoca del divorcio entre el gobernante y “su” pueblo; ni siquiera renuncian a la capilla que durante tantos años ocupó el centro de la sede del rey; hoy, quieren hacerla el centro del poder: El Salón de plenos del Parlamento andaluz está instalado en la iglesia del Hospital de las cinco llagas.
En definitiva que el antiguo y el moderno gobernante (“Con JuanMa gana Málaga”¸ no con el PP) definidor de la ortodoxia política en la lucha por acabar con el adversario; exige unión como elemente imprescindible para la cohesión del partido en torno al líder; nunca admite heterodoxos; sólo se autorizan las “corrientes” en tanto se “convierten”; y si, al final,  no lo hacen, se eliminan.


                                                                                  27.02.2016

2 comentarios:

  1. Pues, sí que llevas razón. Y, es que, los ministros y "ministrillos"(consejeros en las Autonomías) y sus jefes presidentes se hacen dueños, se adueñan del "cortijo" y lo administran como propio. Le falta a nuestra democracia un organismo de vigilancia de estos administradores, que a modo de fiscales, controlen el uso y reparto de los dineros. Y, además que se les exija responsabilidades personales, además de las políticas, para que paguen de su bolsillo los errores y\o negligencias que por acción, o por dejación cometan en sus decisiones. Pero, como hasta ahora, todo el monte es orégano, a nadie le importa derrochar o despilfarrar el dinero de todos. Así nos va...!?!?

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  2. Perdona, amigo Arias, pero no recordaba que tenía que darle a no sé qué tecla para que aparezcan los comentarios. Ya lo hemos subsanado porque mi Tomás estará alerta.

    Vamos a las discrepancias que nos harán mejores ¡ Qué hermosa frase me dijiste¡

    No, por Dios, más organismos de vigilancia, no. Ya tenemos el Tribunal Constitucional, el Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional, el Tribunal Superior de cada C. A. , el Banco de España, la Intervención General del Estado, las Intervenciones generales de cada C. A., las Cámaras de Cuentas de cada C.A., las Audiencias Provinciales, los Juzgados....los inspectores de todas clases, las Mesas de Contratación, Antidesahucios,....el Defensor del Pueblo, el Defensor del Pueblo de cada C. A. , los Consejos de Alcaldes, los Plenos municipales y provinciales, la Guardia Civil, la Policía Nacional y Local....¿aún quieres un organismo más?
    No, por Dios.
    La solución es que nos comprometamos sólo con una casta polítivca prestigiada y que superemos el cansancio/impotencia/abandono que padecemos como ciudadanos y dejemos de ser corruptos nosotros para que no lo sean los políticos que de nosotros salgan. que dejemos de ser súbditos para convertirnos en auténticos ciudadanos que gritemos, si hace falta, no a quien no proceda con honestidad.

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