Andalucía soy yo
Actualmente,
nuestros presidentes/”honorables”,.., gobiernan cual Luis XIV, pues son la
única fuente de poder. Ejemplo de cuanto decimos lo tenemos en uno de los
carteles de las pasadas Elecciones autonómicas de Andalucía, 25.03.2015, en los
que se decía simplemente: “Yo Con Susana”.
Porque “somos gente comprometida,
ilusionada y convencida de que otra forma de hacer las cosas es posible y nos
une una figura que representa esos valores: Susana Díaz”, sin más
referencia al país, al partido. Ella lo encarna todo, como Luis XIV.
Esto
se llama “absolutismo” por muchas
manos de barniz democrático que le demos. Es una forma de gobierno personal
cuya fiscalización es realmente imposible dada la guardia pretoriana que los
favorecidos por quien “representa esos
valores” y forman parte de los
adscritos a su bancada.
El
pueblo, como en el S. XVII, pone su fe en Felipe (“la paguita de Felipe”, decía mi tía María, que supongo ahora sería
la “paguita” de Rajoy o de Susana),
que “representan esos valores” (encarnan
el poder) que se derrama sobre la ciudadanía, no al revés. El “absolutismo” se impone por una especie
de pacto entre el pueblo necesitado y el gobernante que “representa esos valores”.
Es la culminación de un proceso
histórico que ha inscrito en el ADN del súbdito/ciudadano la idea de que es el Presidente
(el Estado soy yo) quien garantiza nuestro bienestar y que 50 años de
democracia no han conseguido que el ciudadano se convenza de que los poderes
del Estado emanan de la Nación: “mi
gobierno hará un esfuerzo presupuestario importante”, dice doña Susana
Díaz, 15.09.2015, como si los dineros fueran de su gobierno y no de los
impuestos de los ciudadanos.
En definitiva que el antiguo y el
moderno gobernante (“Con JuanMa gana
Málaga”¸ no con el PP) definidor de la ortodoxia política en la lucha por
acabar con el adversario; exige unión como elemente imprescindible para la
cohesión del partido en torno al líder; nunca admite heterodoxos; sólo se
autorizan las “corrientes” en tanto
se “convierten”; y si, al final, no lo hacen, se eliminan.
27.02.2016
Pues, sí que llevas razón. Y, es que, los ministros y "ministrillos"(consejeros en las Autonomías) y sus jefes presidentes se hacen dueños, se adueñan del "cortijo" y lo administran como propio. Le falta a nuestra democracia un organismo de vigilancia de estos administradores, que a modo de fiscales, controlen el uso y reparto de los dineros. Y, además que se les exija responsabilidades personales, además de las políticas, para que paguen de su bolsillo los errores y\o negligencias que por acción, o por dejación cometan en sus decisiones. Pero, como hasta ahora, todo el monte es orégano, a nadie le importa derrochar o despilfarrar el dinero de todos. Así nos va...!?!?
ResponderEliminarPerdona, amigo Arias, pero no recordaba que tenía que darle a no sé qué tecla para que aparezcan los comentarios. Ya lo hemos subsanado porque mi Tomás estará alerta.
ResponderEliminarVamos a las discrepancias que nos harán mejores ¡ Qué hermosa frase me dijiste¡
No, por Dios, más organismos de vigilancia, no. Ya tenemos el Tribunal Constitucional, el Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional, el Tribunal Superior de cada C. A. , el Banco de España, la Intervención General del Estado, las Intervenciones generales de cada C. A., las Cámaras de Cuentas de cada C.A., las Audiencias Provinciales, los Juzgados....los inspectores de todas clases, las Mesas de Contratación, Antidesahucios,....el Defensor del Pueblo, el Defensor del Pueblo de cada C. A. , los Consejos de Alcaldes, los Plenos municipales y provinciales, la Guardia Civil, la Policía Nacional y Local....¿aún quieres un organismo más?
No, por Dios.
La solución es que nos comprometamos sólo con una casta polítivca prestigiada y que superemos el cansancio/impotencia/abandono que padecemos como ciudadanos y dejemos de ser corruptos nosotros para que no lo sean los políticos que de nosotros salgan. que dejemos de ser súbditos para convertirnos en auténticos ciudadanos que gritemos, si hace falta, no a quien no proceda con honestidad.