sábado, 23 de abril de 2016

                                                                                                                            De manos muertas a manos especuladoras

Juan Pablo Gutiérrez García
Cronista Oficial de Conquista

El pasado día 8 de abril de 2016, como aperitivo inmaterial al IV Día del Cordero de Conquista  tuvimos la oportunidad de presentar y entregar al pueblo de donde emana toda la historia la Página 10 del gran Libro de Conquista, que versa en este caso De las cuentas de fábrica y desamortización de los bienes de su iglesia”.
         Nos consideramos unos afortunados al poder compartir con nuestros paisanos lo que hemos ido averiguando acerca de los recursos de que dispuso la Iglesia local destinados a proveer todo aquello que necesitaba para el culto y de cómo los perdió con una de la Desamortizaciones que ha sufrido a lo largo de la Historia de nuestro país.
         Afortunados y agradecidos por contar con el apoyo institucional de nuestro Ayuntamiento y la Diputación Provincial que editan el texto en una edición no venal que nos ha permitido, una vez más, regalar un ejemplar a cada uno de los asistentes al acto de su presentación.
         Afortunados y agradecidos por la cariñosa presentación que de nuestra persona y de nuestra obra hace nuestro alcalde, Francisco Buenestado Santiago¸ que, comprometido con la Cultura, siempre acoge favorablemente cuantos proyectos le presenta este Cronista.
         Afortunados y agradecidos por las palabras llenas de afecto que nos dirigió nuestro compañero cronista José Merino García con el cual tantas horas de charla y búsqueda de datos hemos compartido.
         Abrió el acto el Sr. Alcalde con su sobriedad y sinceridad a que nos tiene acostumbrados, dando inmediatamente la palabra al cronista José Merino, quien dijo:
         “Un año más me cabe la fortuna de ser el peón de confianza del amigo querido, caso de Juan Gutiérrez, a la hora de presentar una vez más su libro.
         Nada más agradable, como a su vez reconfortante, que estar junto al amigo que quieres y, como diría Ramón de Zubiría: “Amigos y nada más, el resto, la selva”.
         Y como ahora, en el caso que nos ocupa, el amigo es Juan Gutiérrez, el gozo es tremendo. Paul Moruriat, el genial músico francés, decía que al amigo se le dedican los mejores compases y tenía razón el galo.
         Ahora, en mi caso, me gustaría ser un gran narrador para poder expresar todo lo que siento; lo describo, como diría Borges, en el lenguaje que uso en la cocina de mi casa y seguro que todos  me entenderéis.
         Tienen ustedes, amigos lectores, una vez más –y ya son varios- ese documento de papel en que las estadísticas florecen de forma admirable.
         Todos los datos habidos y por haber quedan reflejados en este libro que en apretada síntesis recoge los acontecimientos más importantes de la historia de la Iglesia de Conquista.
         Juan Gutiérrez, estudioso como Cronista Oficial de Conquista en esta materia y en cualquier otro evento, incluye en este libro citas, anécdotas, frases que pudieron existir y que hasta que no nos adentramos en el libro no creíamos posible existieran.
         De Juan Gutiérrez se han dicho muchas cosas, razones evidentes que, por si solas, hablan de sus vivencias, de su capacidad creativa y de su énfasis en aras de un trabajo bello e importante.
         Me maravilla, y lo digo sin rubor, la labor que este hombre que, apasionado en todo lo que hace, le da vida a cuanto emprende.
         Van quedando pocos “legionarios” de la investigación y mi compañero y amigo Juan lo es.
         Su trabajo, difícilmente reconocido, aporta muchos datos: la fecha, el evento y muchos más detalles que no nos pueden pasar desapercibidos a todos los conquisteños y que, gracias a este hombre, gozamos con placer y denuedo.
         Juan investiga y tiene una capacidad de investigación extraordinaria, esa cualidad de los hombres que dedican sus ratos libres y los que no lo son a propagar y dar a conocer la historia de su pueblo: Conquista.
Acto seguido, el Sr. Alcalde nos dio la palabra para que glosáramos la Pagina 10 que nos ocupaba en esta ocasión.
Comenzamos nuestra intervención dando las gracias a todos cuantos habían decidido compartir con nosotros este rato de la tarde en el que íbamos  a hablar de la historia de nuestro pueblo, añadiendo a continuación:
“Gracias también a nuestro alcalde, que desde siempre ha estado dispuesto a respaldar las iniciativas culturales que este Cronista ha tomado con objeto de ir dejando constancia escrita del gran libro de la historia de Conquista cuya Página 10 vamos a empezar a leer hoy.
Saludo muy cordial a mi compañero cronista José Merino con quien disfruto hablando de Conquista, cuando no investigando su pasado.
Les presento una nueva página del libro de Conquista.Página 10. De las cuentas de fábrica y desamortización de los bienes de su iglesia”.
La respuesta está en esta Página que hoy presentamos.
La portada de esta Página lleva la Zahúrda de las Ánimas en su estado actual.
¿Por qué la foto de la Zahúrda?
En primer lugar porque podría ser el símbolo del decaimiento poblacional con lo que esto significa de pérdida de oportunidades de trabajo, envejecimiento de la población,…de un pueblo que, a principios de siglo XX, año 1900 tiene 892 habitantes, que suben a 2.155 en 1950 y que a principios de siglo XXI,  ya está por debajo del comienzo del XX,  con sus  480 habitantes de hoy.
Pero, no, la imagen la he puesto porque nos recuerda cómo la Hermandad de la Cofradía de Ánimas de esta Villa (Conquista),  tiene 4 fincas, que serán desamortizadas, en la Salcedilla, el Salobrál, Lapachar y la Fuente de los Jarotes. (Pág. 32)
¿Sabíamos el porqué de esta portada? ¿Teníamos noticias de que la Cofradía de Ánimas tenía estas tierras? ¿Nuestros jóvenes saben llevarnos al Salobrál o la Fuente de los Jarotes?
A este respecto, tengo la sensación de que, a lo mejor sería bueno crear en este pueblo de acogida, a veces de aluvión, una Escuela-Taller para practicar el buceo en el mar de datos que hay por ahí desperdigados que hablan de nuestro devenir y que, desgraciadamente, al no conservarse en el Archivo municipal, es posible que se  los lleven las olas del tiempo hacia las playas del olvido. Y, si tal ocurriera, no podríamos quejarnos de que los conquisteños residentes no se sientan identificados con su pueblo, porque nada se quiere, si no se conoce.
Aunque el subtítulo es: “De las cuentas de fábrica…”; nosotros podíamos haber puesto: “De qué han vivido  los curas de Conquista a lo largo de los siglos¸ al menos desde 1581 hasta 1855?
En Conquista, durante mucho tiempo, este cronista al menos, se ignoró casi todo sobre las rentas de la parroquia. Y, además, algunos de los datos que conocíamos del pasado de nuestra Iglesia no eran datos reales, cosa que supimos cuando la imaginación y la tradición fueron sustituidos por la documentación obtenida en los papeles de los archivos.
Y es que con hablar no basta. Si queremos contar la historia de nuestra Iglesia, en este caso, hay que dejarla escrita. Si queremos entender su historia hay que acceder a las fuentes documentales: cartas, inventarios, registros,…para que nuestros saberes no sean suposiciones o meras especulaciones, cuando no, simples mentiras.
Esta Página habla de la “Fabrica de Iglesia (que) es el conjunto de recursos económicos que destina la Iglesia a proveer todo aquello que es necesario para el culto: celebración, ornamentos, personal; para el mantenimiento de edificios: infraestructura y utensilios para la ampliación de los mismos: nuevas obras o mejoras y reformas importantes de las ya existentes.[1].
Con esta “Página 10” nos vamos a acercar desapasionadamente al tema, para el caso de nuestro pueblo, mediante el abordaje de las cuentas de fábrica, los bienes de la Iglesia y su desamortización desde 1627 (Página 10) a 1861 (Página 92), doscientos años de historia de nuestra iglesia en nuestro pueblo.
No vamos a hacer un análisis formal de las Quentas de fábrica de la iglesia local, pues, como venimos diciendo en “Páginas” anteriores, nosotros solo somos un humilde cronista que recoge documentos, los transcribe y los da al lector…y que él saque conclusiones, si bien sería muy bueno que algún historiador conquisteño llevara a cabo estudios sistemáticos, por ejemplo, sobre la evolución de las rentas parroquiales hasta su pérdida en la Desamortización de Madoz.
El primer subtítulo que se me ocurrió para esta Página 10 fue De manos muertas a manos especuladoras”
Con este subtítulo queríamos expresar el reconocimiento explícito de que con las desamortizaciones de todos los tiempos las tierras cambian de manos, sí, pero a las de los terratenientes seglares que, dueños del capital, se hacen con las fincas desamortizadas agrandando sus latifundios y/o creando otros nuevos que tampoco se ponen a pleno rendimiento.
En 1855, los terrenos eclesiales ocupan en nuestro pueblo 283,1 has repartidas en 28 fincas dedicadas a labor (27 de ellas = 280,4 has) y una (2,7 has) a viñedos. Estas fincas están repartidas por todo el término: el Lanchal, San Benitero, Vega de los Charcos, Pozo de Sebastián García… (Pág. 175). Topónimos que me gustaría me ayudaran a localizar porque yo tampoco sé dónde están estos sitios que señalo. Fincas que fueron objeto de desamortización durante el periodo 1855-1900 con lo que el clero perdió el 100 % de sus pertenencias.
         La desamortización, como digo, llega a nuestro pueblo con el ministro Pascual Madoz Ibáñez que pone en marcha la Ley Desamortizadora General Civil y Eclesiástica de 1 de mayo 1855 y otras disposiciones posteriores para “hacer desaparecer, si es posible, los bienes de manos muertas; dar impulso á las ventas (…) y con (ello contribuir) al desarrollo de la riqueza, base firmísima de libertad y de ventura para la nación española (…)”.
Pero como la especulación es moneda corriente, los adinerados son los que se hacen con las tierras que hasta ahora podían disfrutar los vecinos al ser de  propios o del común  o de manos muertas y, con ello, la ruina de los campesinos y el aumento y consagración de los latifundios, sin que esto supusiera, que quedara conjugada la Deuda pública con los 519 millones de reales conseguidos con la desamortización civil y los 1.406, de la eclesiástica, hasta 1856, fecha en que la reimplantación del conservadurismo ralentiza radicalmente el devenir de la desamortización, aunque la venta de bienes continúe hasta 1868.
Hemos de hacer constar que, en Conquista, la desamortización fue eminentemente de los bienes de la Iglesia, si bien también, en 1890, se vendió la casa-posada  procedente del Estado (…),  “aplicando las leyes de 1º de mayo de 1855 y 11 de julio de 1856; casa que, precisamente, es adquirida por uno de mis abuelos: Francisco García Copado y que hoy es propiedad de nuestro paisano y amigo José Redondo Valverde.
Los compradores de las tierras desamortizadas en Conquista fueron  tres naturales del pueblo: uno de ellos adquirió un total de 2,4 has y dos compradores se quedaron con 33,1 has. El resto de las has fueron adquiridas por forasteros. Del pueblo es, por ejemplo, Tomás Cabrera que  subasta por una haza en el Barrial de las Viñas o Félix Jiménez que lo hace con una en San Benitero,  mientras que Rafael de Parias que compra una finca en las Zorreras, es de Córdoba o Doroteo Cabrera que se queda con una en Cañada la Pila es de Pozoblanco (Página 177).
Como consecuencia de las desamortizaciones la iglesia pierde muchísimas de aquellas tierras de manos muertas”. Esto trajo, como consecuencia, un cambio en las relaciones económicas Iglesia-Estado confesional, como casi siempre lo ha sido el Estado español.
Por eso, en todas las épocas, incluida la actual, el Estado contribuye al sostenimiento de la Iglesia, intentando así subsanar los perjuicios que le había ocasionado con la Desamortización.
No obstante, la Iglesia ahora casi, y digo casi, vive de sus estipendios.
         Corriendo los años 60, fue cuando la gente, y no solo los no creyentes o no practicantes, empezamos a comentar cómo las diferencias clasistas de la sociedad se mantienen en el seno de la Iglesia, donde hay misas de ricos y pobre; entierros de tres capas o roquete; bautizos con pompa o con decoro, simplemente.
El clero percibe este descontento y, en consecuencia, decide atajar este modelo eclesial que, al fin y al cabo, ponía en entredicho la fraternidad y la igualdad de los llamados Hijos de Dios.
Así, pues, la pastoral diocesana acepta de buen grado “trabajar con prudencia y caridad, a fin de que en las acciones litúrgicas y, especialmente, en la celebración de la misa y administración de los sacramentos y sacramentales, aparezca incluso al exterior la igualdad de los fieles y se evite además toda apariencia de lucro[2].
Por tanto, en consonancia con lo acordado además por los obispos del sur[3], la iglesia diocesana de Córdoba empieza a eliminar de sus prácticas litúrgicas aquellos signos de discriminación de sus fieles por razón de estatus socio-económico, que estaban siendo cuestionados por los fieles creyentes.
Una de las primeras decisiones adoptadas consistieron en la eliminación de los aranceles obligatorios a pagar por los servicios religiosos prestados, sin anular, por supuesto, la obligación que tienen los creyentes de “ayudar a la Iglesia en sus necesidades[4] porque  “los que al altar sirven, del altar han de comer”[5], como dice San Pablo a los Corintios.
Os invito a que os llevéis una nueva Página de Conquista; sabed que no es una novela; es un compendio de documentos que explican con qué recursos ha contado la iglesia local para el mantenimiento del culto; cuándo y cómo perdió sus numerosas fincas, quienes las compraron, y os explicaréis algunas de las conductas que tenemos en nuestras relaciones con el estamento eclesial.
Por eso, es un libro de consulta, no para leerlo como un cuento. Es un libro-documento con las fechas, los dineros, la administración,…de los bienes de la iglesia por parte de los rectores que ya dimos a conocer en la Página 9 de nuestro pueblo.
Por mi parte, estoy seguro de que la historia nos absolverá por atrevernos a hacer pública nuestra historia desde los documentos y no desde la tradición oral tan sujeta a errores e interpretaciones no siempre hechas con la debida buena voluntad.
Muchas gracias. Y si queréis podemos charlar un rato sobre nuestro pueblo. A ello os invito. Y me gustaría mucho hacerlo, de verdad”.

Conquista, 8 de abril de 2016.



[1] Márquez Marín, P.: “La fábrica de la Iglesia” de la Villa de Adamuz” en Studia cordubensia”, núm. 2, Págs. 143-180.
[2] Concilio Vaticano II. Decreto sobre liturgia, art. 35.
[3] Reunión en Sevilla del 28-12-1964.
[4] 5º Mandamiento de la Iglesia.
[5] San  Pablo, Corintios 9:13.

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