Corrompe, que algo queda
Hubo
un tiempo en que España se precipitó en el caos de una guerra civil, hasta la
definitiva victoria, año 1939, del general-político que más fríamente supo
conducir la lucha: Franco. El precio que la sociedad hubo de pagar por la paz[1]
y la recuperación económica fue su propia libertad. Los ciudadanos de la
República se convirtieron en súbditos bajo la sombra del poder militar de la
Dictadura.
Andando el tiempo, mejoró mucho la economía, pareciendo
que se producía un cierto equilibrio entre Estado y sociedad, aunque privada de
libertad, ésta última. Pero a medida que mejoraba la economía se rompía el
equilibrio entre Sociedad y Estado; entre ambos se interpuso el afán de lucro:
la gente y los políticos empezaron a anteponer los intereses de su partido –
por muy único que era durante la Dictadura-
y/o personales a los intereses generales; la especulación empezó a vagar
por sus respetos y muchos pueblerinos tuvieron que abandonar el mundo rural
para marchar a las ciudades a engrosar el proletariado desclasado.
Y
murió el Dictador, año 1975, y advino la democracia donde se suponía que la
oligarquía no entendería el Estado como una posesión y la política no será un
medio para enriquecerse.
Muchos
ciudadanos creyeron que aquello del estraperlo, la especulación, lo de “quien tiene padrino se bautiza”,…pasaría a la historia indeseada, digna de ser
olvidada.
Sin
embargo, poco a poco la desilusión llegó al ciudadano, máxime al ver que un
vicepresidente económico del Gobierno (Rato) era imputado por cinco delitos
fiscales (20.07.2015); que un sindicalista (Juan Lanza) tenía dinero “para asar una vaca”[2], pareciendo
que hacía cierta aquella aseveración de Catón de que “los que roban a un particular pasan la vida entre esposas y grilletes;
los que roban al Estado, entre oro y purpura”; que una jueza considera
presuntos prevaricadores a dos expresidentes de una C. A. (Chaves y Griñán,
Andalucía)[3],
pareciendo que la corrupción estaba institucionalizada: 16 de las 22
modificaciones presupuestariias en el programa “Administración de relaciones laborales fueron aprobadas por el Consejo
de Gobierno de la Junta de Andalucía”[4], …,
por más que algunos de los más sonados hayan sido últimamente el “caso Púnica” que ha acabado con la
carrera política de Francisco Granados y
el “caso Urdangarín y la princesa Elena” que
ha podido estar en el origen del fin del reinado del padre, Juan Carlos I o el del propio Rey: “Lo siento mucho. Me he equivocado y no
volverá a ocurrir”, pidiendo perdón por un viaje de incógnito a cazar a
Botsuana en compañía de su “amiguita”.
Olvidando
que esto de la corrupción no es algo nuevo, la política empieza a ser percibida
como un medio para enriquecerse; que los escaños que consiguen los partidos les
permiten recuperar los cuantiosos gastos tenidos en la carrera electoral; el
voto favorable se confunde con el “voto
cautivo” de los ciudadanos subsidiados con dinero público[5];
los mítines políticos no son asambleas donde se expone el programa del propio
partido, sino una ocasión para airear los defectos del enemigo/adversario; el
47, 1 % de los ciudadanos dicen que la corrupción ocupa uno de los primeros
lugares en el ranking de sus preocupaciones[6]
y, lo que es peor, la corrupción es denunciada más como una degeneración de la
“casta política” (Pablo Iglesias) que
como una conducta socialmente practicada.
Y,
sin embargo, los protagonistas de la corrupción, además de algunos/muchos
políticos y sindicalistas, son: los empresarios que defraudan al erario público
(Díaz Ferrán)[7], el
absentismo laboral fraudulento, asociado a bajas por Incapacidad Temporal que alcanza
el 4,4 % en Servicios, año 2014[8],
que supone unos costes de 4.768 millones de euros a la Seguridad Social por
prestaciones económicas y de 4.503 millones de euros a las empresas por el
abono de la prestación; el fraude laboral que supone el trabajo “sumergido” practicado por 1,8 millones
de personas, que generan en torno al 11 % del PIB[9];
el fraude de comprar/vender sin IVA, conducta generalizada entre la población…
Estas tendencias no dejan de producir leyes contra
la corrupción que, luego, no sirven para evitarla, sino para para indicar solamente
los síntomas, antes que ir a sus raíces (Plan
de regeneración democrática, aprobado en Consejo de Ministros, 23.09.2013).
Unas veces, es la Junta de Andalucía la que se persona como acusación en el
proceso de instrucción que se sigue en el llamado “caso de las facturas falsas” contra presunta financiación ilegal de
la UGT en el juzgado número 9 de Sevilla[10],
los padres de la Patria andaluza, en
este caso, promueven procesos judiciales como estos, que se sustanciarán en
sede judicial; ahora es el colectivo “Manos
Limpias” quien solicita la imputación del presidente de la Generalitat
valencia, Alberto Fabra[11];
otras veces, es el propio partido, IU, el que pide a un alcalde[12]
de su formación que dimita al estar imputado por la Justicia o es el PSOE[13]
que firma con la organización “Transparencia
Internacional España” (TIE) el
compromiso de no llevar en sus listas electorales a procesados por corrupción o
imputados de haber cometido delitos, tratando así de que la conductas
reprobables socialmente no tengan cabida en la vida de los regidores públicos.
Como
vemos, ocurre que casi nunca se ponen en marchar los mecanismos anticorrupción
por iniciativa popular, sino que las instituciones se mueven para adelantarse a
sus adversarios políticos o a impulsos de los que mueven los hilos de la
confrontación política.
Y
sobreviene la crisis económica de 2008 y, con ella, políticos nuevos que,
intentando apoyarse en el pueblo pretenden la regeneración política. Los “Podemos” y los “Ciudadanos” descubren la posibilidad de extender a colectivos
alejados de la política el interés por participar en los asuntos del Estado,
basándose en que estos están corrompidos, aunque nos temamos que este discurso
ideológico, más que para combatir la corrupción, que también, es propaganda y
justificación de su acción política.
Y
así, a estas alturas, nos encontramos con dos opciones: PP + PSOE partidarios,
parece ser, de mantener el estatus quo tradicional y los “Podemos”, los “Unidad
Popular-IU”,…que se dirigen al pueblo con pretendidas rupturas populares,
aunque no conseguirán, según todas las expectativas, otra cosa que romper el
tradicional bipartidismo de la “casta”.
Nuestra
ilusión es que esto nunca más provoque tal crispación social que exija de nuevo
un político “militar por supuesto”[14], que
reconduzca la situación. Y que nunca más el precio que hayamos que pagar por la
recuperación de la estabilidad sea la propia libertad de unos ciudadanos que se
convertirían de nuevo en súbditos de un poder alcanzado por las botas y las pistolas.
Conquista, 20 noviembre 2015.
[1] Paz.ciencia a aquella paz, le
llamábamos algunos.
[2] Libertad digital, 2013.06.04.
[3] La Razón, 18.11.2015.
[4] Resolución judicial de la jueza
Núñez, La Razón.es, 18.11.2015.
[5] “España es un país excesivamente subvencionado, porque toda esa
subvención se utiliza como instrumento cautivo del voto” (Durán i Lleida,
19.05.2010).
[6] Junio 2015.
[7] El 3.12.2012 fue detenido y
acusado de alzamiento de bienes y blanqueo de dinero.
[8] IV Informe Adecco sobre
Absentismo.
[9] Consejo Empresarial para la
Competitividad (CEC), El Mundo, 04.11.2014.
[10] Diario Sur, 22.11.2015.
[11] El País, 30.01.2015,
[12] Pedro del Cura, alcalde en
funciones de Rivas (Madrid), que por cierto, se niega a irse. El País,
03.06.2015
[13] El Confidencial, 13.11.2014.
[14] En el asalto del Congreso,
23.02.1981.
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