En 1978, tras la Restauración de la
democracia demolida en 1936-39, se instaura de nuevo el régimen en el “que el poder emana del pueblo” (Art.
1.2) que expresa su pluralismo político por medio de los “partidos que concurren a
la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumento
fundamental para la participación política” (Art. 6).
Tras vivir el tiempo de adaptación (la llamada
Transición) a las restauradas formas de convivencia, liderado por Suárez,
entramos en un modelo político en el que el bipartidimo del “viejo turnismo” en versión siglo XX, PP-PSOE, parece ser de
nuevo el mejor instrumento para gobernar con formato democrático.
Felipe González, luego “Sr. X” y el “chulito”[1] José María Aznar son las dos cabezas que dan
visibilidad a sus respectivas opciones: cerradas a intromisiones externas, con
militantes que si “se mueven no salen en
la foto” (Alfonso Guerra), dirección autoritaria, con gran capacidad de
fagocitar a los partidos de sus
extrarradios (PSP, PSOEh, AS,…, por la izquierda; AP, DC,…,por la derecha), sin
grietas por donde pudieran aparecer partidos “insurgentes” .
A Felipe le sucede el “encasillado” Almunia, pese a haber perdido las “primarias” del PSOE (24.04.1998) frente
a Borrell (55 % de votos a su favor), quien tuvo que dimitir en favor del
primero al ser repudiado por la “nomenklatura”
del partido.
El Partido empieza a agrietarse. Almunia
perdió las elecciones generales del 12.03.2000 al obtener sólo el 34 % de los
votos que le dieron sólo 125 diputados al PSOE.
Y Almunia dimite. Y el luego “contador de nubes”[2], José
Luis Rodríguez Zapatero, ZP, se alza con la Secretaría general del PSOE, 22 de julio de 2000, por 414 apoyos, sólo 9
más que José Bono. Aparentemente, solo aparentemente, se cierran algunas de las
rendijas producidas por las
discrepancias entre los “barones” y el vacío de liderazgo del PSOE
Es aupado a la Presidencia del
gobierno en las elecciones del domingo 9 de marzo de 2008 por 177 escaños las
izquierdas-173, las derechas. Convoca nuevas elecciones generales para el
20.11.2011, que encabezará Alfredo Pérez Rubalcaba que obtiene el peor resultado electoral del
PSOE desde la Restauración democrática.
Rubalcaba dimite, pues, y el 13 de
julio de 2014 los socialistas eligen a Pedro Sánchez Pérez-Castejón como nuevo
Secretario general, a ver si con él salen de la grave crisis que les afecta y
se renueva el partido.
Por la derecha, Aznar y su PP ganan
las elecciones de 1996, aunque sin mayoría absoluta. Sin embargo, como el
pueblo parecía percibir que “España va
bien”, le renovó la confianza en la siguiente legislatura, 2000-2004, con 183
escaños. Mete a España en la guerra de Irak pese a la oposición popular: más de
tres millones de personas corearon el “¡No
a la guerra¡” en una oleada de protesta contra las decisiones
gubernamentales inédita en la Historia de España[3]
y el 11 de marzo de 2004, España sufre el mayor atentado terrorista de su
historia con 191 muertos y más de 1.500 heridos. El equivocado tratamiento de
este hecho permitió a Rubalcaba expandir la idea de que “los españoles se merecen un Gobierno que no les mienta”, con tanto
éxito que el PSOE ganó las elecciones del 14 de marzo.
Tras sus ocho años de mandato,
Aznar designa a su “hombre fiel”,
Mariano Rajoy, como su sucesor. Y éste gana las elecciones del 2011.
Pero ahora no todo es igual. Los líderes no
arrastran; el bipartidismo se debilita, y, como las ideas no mueren, resurgen
en estos tiempos de crisis moral, de recortes sociolaborales, de EREs y otras
corrupciones, de aprovechados y pícaros de la política…
Y, en consecuencia, el bipartidismo entra en
crisis y asoman la cabeza unos partidos “insurgentes”[4] que quieren que la “nueva política”[5] de los “nacidos
en democracia” (Albert Rivera, de
Cs.) sustituya a los que “tienen mochila”;
que, con su asamblearismo-Círculos, combaten a la “casta (PSOE, PP, que) quiere
mantener un sistema que nos lleva al desastre” (Pablo Iglesias, PODEMOS,
lunes 25.05.2014); que consiguen aprobar en el Parlamento catalán una “Resolución que declara solemnemente el
proceso de creación del Estado catalán independiente en forma de república” (72
diputados de Junts pel Si y la CUP. Butlletí Oficial del Parlament de
Catalunya, Núm. 7, 09.11.2015).
Así, pues, a propósito de las elecciones
generales del 20 diciembre 2015, se escuchan una y otra vez propuestas para la
reforma constitucional para una España federal (PSOE), eliminación del Senado
(Cs.), convocatoria de Cortes Constituyentes (PODEMOS), pacto por la independencia
de Cataluña (Democracia, Libertad y Catalunya, de Artur Mas). Sólo el PP
mantiene que es innecesario tocar la Constitución, habiendo tantos problemas
que resolver: “Mejor dejar las cosas como
están”, dice el Presidente Rajoy.
Se percibe, pues, que, con la excepción del PP,
la demanda de reforma constitucional parece que va a articular a todos los
grupos, por muchas diferencias ideológicas que parezcan haber entre el centro
derecha de Cs, la socialdemocracia del PSOE, el anticapitalismo de PODEMOS, el
liberalismo de Convergencia Democrática de Cataluña y sus Junts pel sí aliados
coyunturalmente con los de extrema izquierda de la Candidatura d´Unitat Popular
(CUP), los soberanistas de Bildu, los comunistas de Unidad Popular/IU y otros
grupos más o menos integrados en el sistema.
La debilidad del turnismo y sus líderes (Pedro
Sánchez y Rajoy) ¿permitirá el acceso al Congreso de los partidos “insurgentes”, imponiéndose la
heterogeneidad?
Las elecciones, según el sondeo del CIS[6], otorgan la mayoría no suficiente al PP
8120-128 escaños), seguido del PSOE (77-89), Ciudadanos (63-66), PODEMOS
(45-49), Convergencia-Democracia i Libertat (9), ERC (7), Bildu (6-7), PNV (5), IU (3-4) y CC (1).
La campaña electoral, no obstante, se vive como
siempre, con continuas descalificaciones de unos y otros; con zancadillas a los
más débiles[7]; haciendo promesas que luego “no cumplirán”, que decía el viejo
profesor Tierno Galván, ganando así las elecciones porque engañan al
pueblo,…nada nuevo bajo el sol, realmente.
Las elecciones darán una Cámara donde los conservadores se opondrán a la Reforma
constitucional, tal vez, por miedo a que
se lleve el sistema por delante, que no sería la primera vez; los psocialistas mostrarán su peculiar
sensibilidad social y defenderán su modelo de España federal; los centristas “rivereños” practicarán las
transversalidad ideológica; los “podemitas”
hablarán una y otra vez de ricos y pobres y del “derecho a decidir”; los independentistas
aprovecharán el ambón del Congreso para hacer sus proclamas soberanistas al
margen de “la indisoluble unidad de la
Nación española” (Art. 2) y ¿se abrirá un boquete constitucional tan grande
que, para cerrarlo, requiera métodos más expeditivos que los
pactos/acuerdos/componendas a que tradicionalmente llegaban el partido
gobernante con el partido mayoritario de la oposición (Felipe-Pujol;
Aznar-Arzallus,…)?
¿Y la calle? ¿Se convocarán tantos nuevos 15 M
hasta el extremo de hacer que esta Restauración muera víctima de su incapacidad
para adaptarse a las nuevas exigencias sociales y territoriales de España, año
2015?
Dios no lo quiera.
11.12.2015.
[1] John Carlin: “Factor humano”, El
País, 07.12.15, Pág. 7
[2] “El mejor destino es el de supervisor de nubes acostado en una hamaca y
mirando al cielo” Ramón Gómez de la
Serna.
[3]
El Mundo, 15.02.2003.
[4] Así les llama la prensa
británica.
[5] “Vieja y nueva política”.
Conferencia de Ortega y Gasset, 23 de marzo de 1914, en el Teatro de la
Comedia.
[6] El País, 03.12.2015.
[7] IU y UPyD no son invitados al
debate del 7-12-2015 entre los 4 grupos políticos con más aceptación en las
encuestas.
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