domingo, 20 de diciembre de 2015

Del pozo de ciencia y del vaso con que sacarla. 



Cuando dije en mi casa que iba a estudiar Magisterio, mi madre vio colmadas sus expectativas: “¡Mi hijo será maestro y tendrá su vida asegurada”, se dijo, seguramente.
Y estudié “por libre” aquel Magisterio Plan 45, cuyos contenidos académicos eran poco más o menos, menos que más, que los correspondientes a 3º-4º de la ESO, actualmente.
En aquel tiempo, los hijos de los ricos, si eran capaces de estudiar, se matriculaban en carreras de “verdad”: medicina, ingenieros,…; mientras que los hijos de los pobres y los torpones  de los ricos estudiábamos para maestros. Casi como ahora, prácticamente, pues el 18 % de los alumnos de Magisterio se caracterizan por haber tenido notas inferiores a la media de sus compañeros en los estudios de Eso y Bachillerato.
La medianía define al estudiante de Magisterio; sólo el 21 % supera la media de su clase, lo cual explica tener que poner muy bajo el corte para entrar en esta carrera; si se pusiera alto, como se hace por ejemplo en Enfermería, nos quedábamos sin maestros.
A la medianía intelectual y cultural se unen, luego, unos estudios profesionales caracterizados por un presunto “pedagogismo” a ultranza que dicen enseña a transmitir los conocimientos que, desgraciadamente, no se tienen, resultando, presuntamente, unos maestros que ni tienen un buen vaso, ni tienen ciencia con qué sacarla.
De nada vale ser un pozo de ciencia si  no se tiene un buen vaso con qué sacarla”; De nada vale tener el arte de enseñar, si no dominamos la ciencia que queremos transmitir a los alumnos.
Este cronista aún recuerda aquellos célebres cursillos de “especialización para 2ª Etapa” con los que intentaban, pero no lograban, ponernos al día en la psicología del momento y darnos algunas pautas de la nueva metodología “logsiana”, olvidando que la mayoría de nosotros sólo habíamos el Bachillerato Elemental y teníamos enormes déficits en Matemáticas, Física, idiomas (de estos últimos no teníamos ni idea)…Olvidando, digo, llenar nuestro pozo de ciencia que estaba semivacío.
Y lo peor es que el “pedagogismo” también era/es de cartón. Este cronista puede demostrar cómo el Sr. Profesor Coordinador del “Prácticum” jamás se entrevistaba con el maestro que, supuestamente, dirigía las Prácticas del alumno de Magisterio. El Sr. Coordinador nunca supo qué hacía el alumno, cómo trabajaba, qué practicas hacía…..Y, sin embargo, luego se arrogaba la potestad de certificar la realización del Prácticum sin  consultar al Maestro-Tutor  que lo debería haber evaluado.
Medianía + escasa preparación científica + deficiente capacitación en la ciencia y el arte de enseñar (didáctica) nos dan, inevitablemente, unos maestros muy mal formados, que esto lo sabíamos mucho antes de que Esperanza Aguirre dijera que “el 86 % de los opositores no superaron la prueba de cultura general”[1]  o que el filósofo Marina afirmara en el diario El Mundo que “los profesores no están formados en absoluto”.
Por mucho que protesten los sindicatos, los maestros no estaban/no están bien formados, por más que se haya intentado solapar esta realidad con cursillitos en el CEP, Equipos de trabajo en los propios Centros, la Formación Permanente on line y las oposiciones a funcionario docente primando los años de servicios interinos a la preparación del opositor, premiando así los años de servicio como si repetir todos los años las mismas prácticas (rutina) fuera equivalente a tener experiencia.
Los sindicatos, en realidad, protestan con “la boca chica”,  pues bien que, tras asegurar con énfasis – tal vez porque saben que no llevan razón – que los maestros están bien formados, admiten que “la formación que reciben los maestros debe ser revisada”[2] y que “hay que restructurar la carrera docente”[3] en la que “el profesorado se forma y recluta por los mismos mecanismos del siglo pasado y eso no puede ser”[4].
Opinión que corroboran el 40 % de los directores que reconocen que nunca hicieron algo por prepararse para liderar una comunidad educativa y el 64 % de los maestros que jamás participaron en programas de perfeccionamiento profesional[5] y si lo hicieron fue para cubrir las horas exigidas para cobrar los sexenios, podemos añadir nosotros, que fuimos testigo de ello.
¿Hay que pagar más a los que mejor trabajen, como dice el filósofo Marina?
¿Es hora de elaborar e implantar el añorado Estatuto Docente incentivador del desarrollo profesional de los docentes como pide ANPE?


¿Es imprescindible la carrera profesional para la motivación y la incentivación como considera FETE-UGT?
¿Hay que abrir un debate con la participación de la comunidad educativa, como pide CC.OO?
Doctores tiene la iglesia docente. Que se pongan manos a la obra, que ya es hora[6].



[1] Diario “El País”, 14.03.2013.
[2] Carlos López Cortiñas, FETE-UGT
[3] Mariano Fernández Anguita, El Confidencia, 27.01.15.
[4] Nicolás Fernández Guisado, ANPE, El Confidencia, 27.01.15.
[5] Boletín “Educainee”, nº 33, junio 2014.
[6] Fotos: La 1ª fotografía es de unas niñas a misa en un Día del Maestro; la segunda es de http://www.eladelantado.com/ La disposición del aula, con los niños mirándose el cogote, no es tan antigua.

2 comentarios:

  1. Cuanto hubiera dado por haber sido maestra. Durante algunos años fue mi ilusión inalcanzable, ya sabía que no sería posible.
    Me alegro de ver tu blog. Un abrazo
    Vamos a ver si sale mi comentario, puse uno el otro día y no salió.

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  2. Querida Rafi: me gusta v tu comentario. Mañana hablaremos algo más de este tema. Un abrazo

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